jueves, 25 de agosto de 2011

las moreras


Acabo de leer un correo de nuestra amiga Alba de La Javurá que me ha gustado especialmente. Me permito transcribirlo para que también podáis disfrutarlo.

Se dice por aquí que si estás a punto de plantar un frutal y de repente alguien viene corriendo con las noticias de que un milagro ha ocurrido y que hay que acudir inmediatemente, planta el árbol primero luego si quieres curiosear y estás ligeramente aburrido, toma un respiro y vete a ver dicho milagro (Avot D'Rabbi Natan, 31b) porque no existe un milagro que supera en su pureza y elegancia al milagro de un frutal.

Hace una semana una amiga me llamó preocupada por una morera (morus nigra) enorme que crecía en un solar junto a su casa en el barrio Ciutat Vella de Valencia. No sabe si las quejas de un vecino tuvo algo que ver, pero el sábado a medio día, un par de hombres treparon a la morera, vaciaron uno de los lados del árbol y a la parte a la que no llegaban hicieron un corte alrededor de las ramas.Llamó la policia que estaban ocupados "con personas" y no pudieron decirle ni le pudieron decir nada al respecto.

Hace 30 años cuando empecé el doctorado en la Universidad de California. Viví en una finca de 16 pisos cuya entrada estaba flanqueada por dos moreras enormes. Todo el mundo se quejaba de las manchas de zumo morado que dejaron en los suelos después de haber pisado la abundante fruta que caía de llas moreras gemelas. Me negué a fimar una petición que les pidieron a los dueños que se quitaran las moreras.

Busqué 4 sabanas y un montón de soga bien fuerte. Por la curiosa forma original de la entrada, la colocación de los balcones y la disposición de los árboles, pude fijar las sábanas de tal modo que no fastidiaba a nadie y todas las moras se cayeron en las sábanas. Cada día recogí las moras y las convertí en tartas, galletas y mermeladas que regalé a todos los vecinos durante toda la temporada que es bastante larga. Dos temporadas de tartas y mermeladas después, me casé y nos mudamos a las residencias económicas para los universitarios casados. Nada más que mudarme, se talaron las moreras.

Le conté el suceso y mi pena a mi esposo. Sin demora me acompañó a los viveros y comprarmos dos plantones de morera chiquitínes que plantamos en tiestos. Las cuidamos hasta que 2 años más tarde las plantamos en el jardín de la casa de mis suegros donde todavía crecen y producen fruta aunque no sé si alguien las convierten en tartas y mermeladas.

Shabat shalom
Besos de Valencia
Alba